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¿Existe el cliente ideal del traductor?

Uno de los conceptos que más quebraderos de cabeza me está dando últimamente es el de “¿Existe el cliente ideal del traductor?”, y es porque me parece una idea muy bonita y potente pero difícil de alcanzar. Tanto, que a veces parece más bien una fantasía.

Sigo varios blogs de traducción y de formación de emprendedores para mantener la motivación y para recoger ideas que luego voy poniendo en práctica. Pero sólo uno de ellos, es el que me ha dado la idea clave en torno a la cual giran mis objetivos. Esa idea es la de encontrar al cliente ideal, un concepto que se explica muy bien en este vídeo.

Tuve la inmensa suerte de poder hablar personalmente con ella en una sesión de consulta y fue durante esa conversación, y en función de las preguntas que ella me hacía, cuando caí en la cuenta de que todas las estrategias que me había planteado las había diseñado desde el punto de vista equivocado: pensando en quién necesita el servicio en lugar de pensar en quién lo QUIERE.

A todo esto, ¿quién es el cliente ideal del traductor? Yo (de momento) no tengo mucha idea de marketing ni de ventas (asignatura que me costó en la carrera de Traducción, junto con la de fiscalidad) pero lo que he extraído a partir de toda la información que he consultado hasta ahora es que se trata de un cliente que tiene una necesidad que tú puedes cubrir con tus servicios y para quien esa necesidad es una prioridad que desea solucionar y (el quid de la cuestión) por la que está DISPUESTO A PAGARTE.

Desmenuzo los puntos clave:

- Necesidad

- Prioridad y, por tanto, anhelo de solución

- Predisposición a pagar por dicha solución

- Te quiere a ti y no a la competencia

Y ahora la pregunta del millón ¿existe el cliente ideal del traductor? Sí, seguramente; lo difícil es dar con ellos y conservarlos.

En teoría no debería ser difícil si analizamos bien esos puntos clave, indistintamente si hablamos de traducción médica, general, técnica, etc. No es necesario que explique por qué la labor de traducción es una necesidad en la sociedad globalizada de hoy en día (y lo seguirá siendo) pero, si es una prioridad o no, eso ya dependerá del sector al que nos vayamos a dirigir. Para no extenderme demasiado, me limitaré a decir que si una de las principales características de la traducción es permitir la comunicación entre interlocutores de distinta lengua, una de las necesidades más evidentes que cubriría sería, por poner un ejemplo, la expansión a nuevos mercados, lo cual sería una prioridad para empresas con proyección internacional. La promesa de llegar a nuevas audiencias e incrementar así las posibilidades de ventas debería ser suficiente motivo para reconocer en la traducción el trámite prioritario en pos de esa meta.

Llegados a este punto, surge la eterna queja de los precios y las tarifas. Entre traductores profesionales e intrusismo, la oferta de servicios de traducción está, por desgracia, bastante saturada. Pocos son los clientes que aceptan las tarifas de traducción sin regatear. Es ahí donde empezamos a apreciar el factor «anhelo por dar solución a la necesidad» del cliente ideal. Un cliente que desea realmente contratar una traducción estará dispuesto a pagar por el servicio que el traductor en cuestión le ofrezca, porque ese servicio supone para ese cliente la solución a su necesidad. Por tanto, el cliente estará percibiendo un valor del servicio que hará que lo pague con gusto y plenamente convencido de estar haciendo una buena compra.

Un cliente que se ve obligado a contratar a un traductor porque el proceso X en el que se encuentre exige este trámite, pagará a regañadientes y se quejará de los precios porque lo verá como un gasto en el que ha tenido que incurrir sin desearlo, sin verle las ventajas ni el sentido. Por eso, no todos los clientes que simplemente tengan la necesidad de traducir algo pueden considerarse un cliente ideal, es necesario que ese cliente identifique la solución a esa necesidad como una prioridad porque, de lo contrario, en el momento en que este cliente encuentre un proveedor que se lo proporcione más barato irá con ese proveedor sin dudarlo y entonces entraríamos en una estrategia de venta basada en precios en la que no conviene para nada entrar.

Hilando más fino en torno a esta idea, podríamos añadir otra característica clave para el cliente ideal del traductor, y es que el cliente ideal no sólo desea encontrar una persona que solucione su necesidad, sino que desea que esa persona seas TÚ. Por lo tanto, estará dispuesto a pagar tus precios aunque la competencia los ofrezca más bajos. Así que yo creo que merece la pena invertir esfuerzos en encontrar a este tipo de clientes.

Resumiendo: ¿existe el cliente ideal del traductor? Yo creo que sí, la cuestión es conocerlo y encontrarlo.

¿Y vosotros? ¿Habéis tenido ya la suerte de encontrar clientes ideales?

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